martes, 2 de octubre de 2007

UN ACCIDENTE FATAL

Un tarde soleada, calurosa. Estaba Jacinta lavando su ropa, en su rancho. Este quedaba entre colinas. No tenia muchos vecinos alrededor. El vecino más cercano quedaba a dos leguas por un camino que solo se podía ir caminando o a caballo. Era don Pepe que todos los días pasaba por allí para darle una mano a Jacinta en sus quehaceres, ordeñar la vaca, alimentar a los chanchos, en fin, toda tarea del campo.
Pero esa tarde don Pepe ya se había ido. Ana, la nieta de Jacinta, era una chiquilina muy inquieta, tenia 5 años. Pero lo suficientemente madura para entender el abandono de su madre, quien optó por irse con un joven apuesto, sin dejar una dirección, y dejando atrás a su hija en manos de su abuela. El calor de esa tarde ayudó a que Ana se arrimara a la boca de la cachimba, de ahí su abuela sacaba agua con un balde atado a una piola, para todo uso.
Ana observó mucho rato a su abuela lavar la ropa. Le dio curiosidad la forma de sacar el agua de ese pequeño agujero en la tierra. Tomó el balde y lo arrojó hacia adentro, el balde se fue deslizando, pegando sobre los bordes. Ana se vio envuelta en la piola, cuando quiso luchar por agarrarse de algo, ya era tarde, se encontraba deslizándose por ese tubo oscuro.
A pesar de ser una niña muy madura, siempre tenía su picardía en la cara. La piola cayó todo el largo que tenía, su otro extremo estaba atado a un árbol, pero de nada sirvió. Al tocar su cuerpo con el agua, al fin a Ana le salió el grito de su garganta tan fuerte que llegó a los oídos de su abuela. En ese instante Jacinta pensó que algo había sucedido con su pequeña nieta. Corrió a la boca de la cachimba y oía el llanto de su nieta. Fue tan grande la desesperación, que tiró la piola. Pero lo que hizo no dio resultado. Aun así el llanto de su nieta lo seguía sintiendo. La abuela pensaba en como podía sacarla de ahí y no encontraba manera de hacerlo, la angustia que la invadió fue tan grande porque sabía que había ocurrido un accidente fatal y no estaba en su manos salvarla.
Solo pensaba en don Pepe que se había marchado ya, e ir a buscarlo le llevaría mucho tiempo, lo suficiente para que Ana se ahogara. Jacinta gritó - ¡Te sacare de ahí ! Pero igual ya era tarde aunque ella seguía sintiendo el llanto. -¡ Iré por ayuda, voy a demorar!. Eran las voces de esa abuela desesperada.
Jacinta salió corriendo al rancho de Don Pepe. El feo camino le impedía ir más rápido, miraba hacia el cielo y el sol caía cada vez más. Jacinta no quería que la noche llegara estando su nieta en ese pozo. Entre la fatiga y la angustia que cada vez más la invadía, llegó al rancho de Pepe. Don Pepe al verla, en seguida pensó que algo había ocurrido, salió a recibirla diciéndole - ¿qué pasó doña Jacinta?
- ¡Mi nieta se ha caído en la cachimba!. En seguida Pepe se dio cuenta que se había perdido mucho tiempo ya. Pero aun hizo todo lo que estaba a su alcance. Al llegar a la boca de ese agujero ya no se oían los llantos de Ana. Solo veía un trapo flotando. Jacinta no paraba de repetir - ¡ mi nieta aun esta viva, por favor Pepe, has algo para sacarla!.
¿Cómo hacía Pepe para explicarle a esa abuela que ya no había una vida sino un cuerpo flotando?. La abuela confirmaba que aun seguía viva y que sentía su llanto. Quién podría decir que esa tarde soleada pasaría algo tan inesperado, un accidente fatal. No solo fue el adiós de Ana, sino que Jacinta no resistió lo sucedido, falleciendo luego de un infarto.

Alicia Lima

3ro A

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