lunes, 12 de noviembre de 2007

Dolor y esperanza

Lejos de toda mirada
Llora un color en silencio
No es por una enamorada
El llanto que eleva al cielo.

De los que el mundo tiene
El más cruel lo ha alcanzado
Solo es silueta ausente
De su tesoro más preciado.

Sueña con verdes praderas
Y largos atardeceres
Con noches de luna nuevas
Como el más feliz de los seres.

Solo el tiempo todo cura
Reza el dicho popular
Y a estos momentos de amargura
La dicha ha de reemplazar.

Espera triste pero confiado
Con solo una meta fija
El dolor será sepultado
Cuando abrace al fin a su hija.


Celmar Oviedo
3roA

Todos cómplices

Ojos que miran, pero no ven
Oídos sordos, rostros, insensibles
El frío de la noche, el hambre como compañera
Sueños rotos, juegos prohibidos


La calle, educa, la calle protege, la calle mata
Gorriones de alas rotas, de cantos mudos
De familias ausentes, de palizas presentes
De dolor desatado tras esas sucias caras


¿ cuántas veces los cruzamos sin mirarlos?
¿ cuántas veces el sacerdote después de su ágape piensa en ellos?
cuándo dormís confortable ¿ pensás en ellos? ¿ pensamos?
Ellos nos ven, nos escuchan, nos sienten. Nosotros no
La calle no educa, la calle no protege, la indiferencia mata.

Celmar Oviedo

3ro A

Utopía

¿¡Será!?,¿será que el sol brillará en mi ventana , llenando de luz los rincones más oscuros?
¿¡Será!?,¿será que las hojas del otoño , ya no serán más el mustio colchón del vagabundo?
¿¡Será!? ,¿será que el viento, soplara fuerte y con su poderosa sabiduría se llevará lejos todos los odios y maldades del hombre?
¿¡Será!?,¿será que la justicia dejara caer la venda que la ciega , e inclinara la balanza a favor de los más desprotegidos. ?
¿¡Será!?,¿será posible hacer realidad las utopías ?
Yo pienso que cuanto es más libre se cree el hombre , más atacado esta a las viejas cadenas que lo oprimen.
Siempre dependiendo de cosas ajenas a el mismo ,cosas q promueven la insensibilidad y la atomización entre los pueblos.
La mirada fría , los oídos distantes ,ocultos tras la mascara del progreso , y la negra coraza que cubre al corazón .
Por eso pienso.
¿¡Será!?,¿será , que dios se levantara un día de su prolongada siesta y pondrá la casa en orden?
¿¡Será!?,¿¡Será!?

Yo no soy dios ni tengo todas las respuestas , solo se que si dios duerme mientras acá abajo pasan tantas cosas y se hace tanto ruido , debe de tener sueño pesado .

Pero una cosa si sé (estoy seguro), es que el sol brillará en mi ventana y que el vagabundo ya no dormirá sobre un colchón de hojas muertas , y que nosotros seremos ese viento nuevo q soplará lejos todos los odios y maldades , la balanza se inclinará a favor de los desprotegidos .
Y yo un loco , un romántico tal vez , que cree que las utopías pueden ser posibles , te tiende la mano hoy para juntos hagamos realidad este sueño .
Caminemos juntos y la realidad será un hecho. Ya no será un sueño, una untopía ya mas nunca ¿será!


Celmar Oviedo

3roA

Rima

Rima que rima, la rima
En perfecta conjunción
Para alcanzar este clima
Que vive del corazón

Desde la sierra hasta el suelo
Un grito se levantó
Que se escuchó desde el cielo
El mundo entero lo oyó


Las cadenas que este pueblo
Rompió como un solo brazo
La libertad como anhelo
Amanecer del ocaso


Rima que rima, la rima
Es un grito hecho hoy canción
Grito que a los pueblos anima
¡ Viva la revolución!


Celmar Oviedo

3roA

domingo, 11 de noviembre de 2007

La daga

Contemplando aquel atardecer y las arenas cálidas de aquel paisaje, se encontraba Susan. Cuántos recuerdos que como fotos recorrían su mente. Cuántos años habían pasado desde aquel día en que su vida y la de David habían cambiado para siempre.
Se detuvo en el recuerdo de su boda con David, cuánta felicidad; había sido una boda hermosa donde habían concurrido sus amigos y compañeros de aventuras. Todos sabían que Susan y David eran buenos anfitriones, amantes de las aventuras y largos viajes por el mundo. Entonces decidieron que el regalo ideal para su luna de miel sería, un viaje a Egipto. Un lugar que aún no conocían. Susan le había regalado a David una daga de plata y su puño estaba tallado en oro, donde se observaba la figura de un farón. David estaba fascinado, pero él también tenía el regalo que le daría a Susan, y que adornaría el dormitorio de su gran mansión; era un hermoso cuadro con el paisaje de un desierto que evocaba un atardecer en ese lugar lleno de encanto y misterio.
David era un famoso arqueólogo, conocido por sus grandes hallazgos y este viaje, además de ser por placer sería importante para su trabajo. Ya instalados en el lugar, se dedicaron a conocer la cultura del país, haciendo largos paseos que finalizaban al anochecer; disfrutaban de fiestas y lugares donde se ofrecían espectáculos para turistas. Todo era perfecto, se los veía felices y muy enamorados. Pero en una de esas noches, cuando disfrutaban de una fiesta con amigos; conocieron a Salma quien era dueña de una belleza misteriosa. Una joven de poco más de veinte años, de ojos azules, cabello negro, y piel dorada por el sol. Nadie podía evitar contemplar tanta belleza; bailaba descalza al compás de aquella extraña danza, que movía su cuerpo como una suave brisa. Desde ese día David comenzó a a sentirse atraído por salma. Luego de varias salidas con sus amigos, donde Salma siempre los acompañaba, David trató de acercarse a ella.
Salma era una joven ingenua que recién comenzaba a vivir y también se estaba sintiendo atraída por él. Sabía que tener una relación con David no era correcto, que echaría a perder la linda amistad que había comenzado con Susan. Su corazón la traicionó, y también traicionó la confianza de su amiga. Cuando se dio cuenta, ya era tarde y había comenzado una relación oculta con David. Fueron pasando los días y se hacía imposible no ver aquellas miradas cómplices que delataban aquella relación. Ya Susan sospechaba que algo pasaba entre ellos.
Una noche Susan regresaba a su apartamento y al abrir la puerta escuchó una fuerte discusión que venía de la sala. En silencio y con cuidado, se quedó escuchando. Las voces eran de su esposo y Salma. Ella quería terminar la relación y él se había convertido en un ser despiadado que no escuchaba ni estaba dispuesto a dejarla. Entre gritos y amenazas, golpeó a Salma duramente, ella, en medio del llanto y el dolor, tomó la daga que decoraba el escritorio de la sala. Intentó defenderse desesperadamente, cuando de pronto el frío filo de la daga se instaló en su corazón. Aquellos hermosos ojos azules comenzaron a cerrarse y un gesto de desesperación deformó aquel rostro angelical.
Escondida, Susan observaba con horror la escena; apretando su boca con la mano para no gritar, sigilosamente se fue del lugar. David, desesperado, en medio del llanto y la confusión se llevó el cuerpo sin vida de Salma y lo depositó debajo de las cálidas arenas del lugar. Susan amaba a David y no podia ni siquiera pensar en que podría ir a prisión, y decidió callar.
Su silencio la llevó a la locura; algún tiempo después, Susan ya se había quedado sin habla, los recuerdos habían trastornado su mente; sólo las imágenes horribles de aquel día convivían en su cabeza, y David, cuya conciencia no lo dejaba en paz, y la culpa lo atormentaba todo los días de su vida, al ver a Susan tan distante y perdida en lo profundo de sus recuerdos, sin saber cuál fue el motivo de su locura, tomó la decisión de terminar con tanto tormento para los dos. Esa misma noche tomó la daga, contempló a Susan que miraba absorta aquel cuadro misterioso, se puso junto a ella ya apoyó la afilada daga sobre el pecho de Susan. Sólo un escalofrío recorrió el cuerpo de Susan, que sin aliento quedó inmóvil sobre la cama, mientras que David con lágrimas en los ojos volvió a empuñar la daga y atravesó su corazón sin piedad. Mientras el frío comenzaba a apoderarse de su cuerpo y su respiración se iba acabando, creyó ver la bella figura de Salma plasmada en aquel paisaje que se erguía frente a ellos. Pocas horas después, sus cuerpos ya sin vida fueron encontrados sobre la cama, con sus ojos abiertos en dirección al cuadro que alguna vez, fue motivo de alegría para los dos.

Eliana Cedrés
3roB

Un oficio extraño

Pino tenía un don especial y él lo sabía, desde que nació, su madre le dijo que su risa lo haría famoso, y él le creyó.
Con los años fue practicando frente al espejo, en una vidriera de una calle cualquiera, en una ventana, donde su rostro se reflejara, allí el ensayaba su sonrisa y, cosa extraña, la gente que lo veía, de inmediato se contagiaba y comenzaba a sonreír. Esa era su felicidad, su vida se llenaba con este simple gesto.
Su sonrisa no era gran cosa, pero cuando ocurría, parecía que el sol iluminaba aquel rostro poco agraciado por la naturaleza, y de inmediato, como si fuera magia, la persona que estaba cerca de Pino se contagiaba, y el día se tornaba bueno más allá de cualquier problema.
Lentamente se convirtió en el “sonreidor oficial” de aquel lugar, y allí donde fuera necesario una alegría, un gesto amable, allí estaba Pino. Nunca se negaba, siempre dispuesto a brindar felicidad y a no esperar nada a cambio.
Un día cualquiera, como de costumbre, Pino realizaba su trabajo en el cumpleaños del ciudadano más anciano del pueblo; un hombre muy bien vestido se acercó y le ofreció un trabajo en un canal de televisión de la ciudad vecina, ya que había escuchado de su fama y “le interesaba su don”.
La oferta tentó a Pino, y sin pensarlo demasiado, se marchó a la ciudad en espera de aquella promesa, por más que el pueblo entero le pidió que no se marchara, Pino se fue y el pueblo entristeció.
La ciudad lo deslumbró y la televisión lo atrapó. La fama es una amiga que llega rápido pero que no le importa la traición. Cada día era una aventura y parecía que aquella ciudad sería suya para siempre, y todos sus compañeros lo halagaban y se decían amigos...
Ese sábado había programa en vivo, siempre era grabado, más no esta vez. Los nervios de Pino cruzaron el cielo, y le jugaron una mala pasada. Se equivocó en un acto y la televisión no se lo perdonó. Todos se rieron, se rieron feo, se burlaron, y Pino, que no sabía de risas falsas se fue. Enojada, triste y arrepentido de no haber escuchado a su gente, que le pedía que se quedara.
Tenía miedo pero regresó a su pueblo, no sabía si todavía lo recibirían, no sabía que haría ahora, cuál sería su trabajo, pero para su sorpresa aún lo esperaban. Serios, tristes, pero lo esperaban, y cuando Pino apareció por aquellas calles que eran suyas, por aquellos rostros que ya conocía, el sol se asomó y el pueblo entero sonrió.
Una brisa de alivio recorrió las calles de aquel lugar y Pino comprendió que aquella fama de la que le hablaba su madre, no era volar alto, ni grandes gestos, sino tan simple y fácil como brindar a su gente una sonrisa franca y sincera, que alegrara sus días.

Sandra Domínguez
3roB

Enfermedad incurable

Era la mañana de un frío día de invierno., en la extraña calma de la sombría casona de los Peralta. Milena, como todos los días, se levantó a desenvolver su apacible rutina.
Rubén, como de costumbre, hacía horas que había partido a su trabajo.
Los Peralta eran un matrimonio de un buen pasar económico, el que habían alcanzado a lo largo de los veinte años que llevaban de casados.
No siempre esto fue así, sus comienzos fueron difíciles, llenos de privaciones y necesidades. Pero el gran el gran amor que había entre ambos tenía el poder de superarlo todo.
Milena y Rubén trabajaban duramente, ella ayudaba a su marido, quien seguía la carrera de medicina, un sueño que quería concretar. En cambio el sueño de su amada era una casona radiante, con la inquita presencia de varios hijos.
Al cabo de unos años, Rubén se recibió, todo era algarabía y proyección entre la pareja. Su gran capacidad le hizo ganar renombre muy poco tiempo, con lo cual comenzó a trabajar mucho más y a ganar mucho más dinero también.
Al año, dos grandes sueños de los Peralta se hacían realidad: Rubén le había comprado su casa a Milena, y ella esperaba su primer hijo. Su felicidad era casi plena, sus proyectos y anhelos se hacían realidad, pero la traicionera soledad comenzaba a perturbar la mente de Milena.
Rubén trabajaba demasiadas horas, en las que Milena distraía sus pensamientos con los preparativos de la habitación que iba a ocupar su primer bebé.
Ya habían pasado tres meses de embarazo, cuando Rubén recibió una llamada en el consultorio de la clínica donde trabajaba, que paralizó su respiración y heló su sangre, una ambulancia llevaba a Milena a la clínica, con un fuerte dolor abdominal y una enorme hemorragia. Nada se pudo hacer para salvar a aquel tan esperado retoño.
Milena fue sometida a muchos estudios, los cuales arrojaron que nunca más iba a poder concebir. Esto debilitó el corazón de ambos y perjudicó aún más la perturbada mente de milena.
Por su parte Rubén, quien amaba la medicina tanto como a su esposa, no se podía conformar con el hecho de no haber podido hacer nada por ella. El sentimiento de culpa fue creciendo dentro de él, viendo cómo Milena perdía contacto con la realidad y se aislaba de su amor. Entonces comenzó a distraer su mente, yéndose cuando Milena no se había despertado, y llegando cuando ella ya dormía, así la soledad fue haciendo al fin un trabajo en la mente de Milena, quién creía que su marido, además de no amarla, le era infiel.
Lo que una vez fue una hermosa historia de amor, se terminó convirtiendo en una vida monótona, fría y vacía. Eso demuestra que el dinero no puede comprar los sentimientos, la salud, ni curar esa terrible y común enfermedad llamada celos.


Aida Silvera
3roB

domingo, 21 de octubre de 2007

Lluvia en noviembre

En 1987 , Río de Janeiro Brasil, se encontraba una pareja joven de novios , Facundo y Ana , ellos se conocieron en Asunción , Paraguay. Ana era una chica de 20 años de edad , muy soñadora , fantasiosa . Facundo era un año mayor que Ana , un joven despierto , que sabía perfectamente lo que quería .
Luego de dos años de noviazgo, Facundo le propuso casamiento a Ana , ella aceptó en seguida , era tanta la emoción de Ana que no hacia otra cosa que hablar del casamiento . Cuando fueron a reservar la fecha para casarse , el cura les preguntó cuándo se querían casar , Ana le dijo que se querían casar en diciembre , cerca de la víspera de noche buena , pero el cura le dijo que era imposible , porque para esa fecha ya tenían muchos casamientos , lo único que les ofreció , fue una fecha para el 13 de noviembre a las 2 p.m. en punto , Ana quería casarse en diciembre y Facundo le dijo que si tanto era el capricho de casarse en diciembre , por qué no se casaban en otra iglesia, y Ana le dijo que no , ella se quería casar en esa iglesia , y terminó aceptando esa fecha.
La emoción que tenia Ana era inimaginable , quería que todo saliera perfecto. Se encargó de los preparativos , pues faltaba 1 mes para el gran día , el día que había soñado toda la vida se iba a hacer realidad .Se encargó de las invitaciones , la comida , tenía todo pronto , pero le faltaba lo más importante: el salón , no tenían en donde hacer la fiesta , ya que a Ana ningún salón de los que habían disponibles le servían , porque ella quería que fuera al aire libre , hasta que su mamá le consiguió un club de un casamiento que se suspendió .
Todo estaba pronto, sólo faltaban 2 días para el gran momento , Ana estaba muy nerviosa , tanto, que tuvo una recaída y fue de urgencia al hospital. El doctor le dijo que todo se debía a una gran tensión , que debía relajarse , pero cómo se iba a relajar , si el momento más importante de su vida llegaría en 2 días .
Los días pasaron y el gran momento llegó , todo estaba listo . Facundo esperaba a Ana en el altar , pero eran las 2:20 y Ana no llegaba , a Facundo lo estaban consumiendo los nervios , no sabía que pasaba , hasta que la vio entrar. En ese momento Facundo respiró profundo y dio gracias a Dios , sintió un alivio profundo .El momento llegó, los dos en el altar se dieron el si , Ana y Facundo ya eran marido y mujer .
Se fueron a festejar a el club que habían reservado , los invitados se divertían , tomaban , comían , era una fiesta espléndida hasta que en pleno vals , todo se nubló de repente, el cielo quedó gris , de pronto era de noche , cuando calló la primera gota en medio de Ana y Facundo , todos corrieron a cubrirse pues ese día que empezó soleado y lleno de alegría terminaría de la peor forma . Llovía como si fuese el fin del mundo , Ana lloraba sin consuelo en medio de la pista , mientras que Facundo trataba de calmarla , él no entendía a qué se debía tanto llanto , Ana era un manojo de nervios , pues claro, el día perfecto que soñó se había convertido en un desastre , hasta que se hizo silencio , no se escuchó más el llanto de Ana , ella se desvaneció por completo y no se paró nunca más , pues Ana acababa de fallecer. Facundo se quedó mudo , en shock . Ana, la joven Ana ,la chica con la que se acababa de casar, acababa de morir .Nadie supo de que fue , pero los médicos dicen que fue un infarto , producido por la carga de emociones . Pero a Facundo, ¿quién se lo explica?.

feco
3roB

martes, 2 de octubre de 2007

VÉRTIGO

Todo sucedió muy rápido, en un momento el gris del asfalto extendiéndose como una serpiente coronada de luces, y en otro, nada. Un silencio sepulcral lo invade todo y ese olor, ¡qué olor!.Los ojos de Roberto volvieron a la vida devolviéndolo de lo más profundo de oscuridad, oscuridad pegajosa y negra que se negaba a dejarlo ir.
De pronto Roberto recordó todo, el desayuno liviano, la ducha de la mañana, y el apurado viaje que lo llevaba al trabajo .Un pesado día de trabajo y la vuelta a casa, el rostro de una niña , pero ¿cómo estarían en la casa? .
Su esposa Mabel, la encontraba más hermosa que a ninguna otra, hermosa como la primera vez que se conocieron. Recordaba ese momento cinco años atrás, la boda que fue bastante rápida y el nacimiento de Damián.
Casi en seguida de casarse Mabel se encargaba del cuidado de “Damiansito”, como ella cariñosamente lo llamaba, Roberto pasaba la mayor parte del tiempo en su trabajo.¡Se le presenta un prometedor futuro! , le había dicho su jefe, y Roberto a pesar de tales palabras no se sintió para nada conmovido. La puerta del auto se abrió repentinamente, y las luces de los grupos de rescate se apoderaban de todos los rincones del vehículo.
Roberto siempre fue una persona de carácter fuerte, y de gran poder de decisión, tales cualidades le habían ganado la administración de su jefe, y su jefe, rápido ascenso dentro de la empresa,¡muy rápido! pensó como todo en su vida, y ahora nada,¡nada!.
Se vio de pronto arrancado de sus pensamientos por las voces de policías, bomberos, periodistas que cubrían el accidente y curiosos ávidos de ver saciado el morbo de ver algún cuerpo destrozado o algo parecido.¡El vehículo se desbarrancó a más de 100Km por hora en una curva peligrosa de la ruta 14!,escuchaba Roberto a una periodista televisiva , transmitiendo en directo.¡Las causas del accidente radicarían en una falla en el sistema de frenos!,continuaba escuchando cuando de pronto se sintió embargado por el olor ¡ese olor!.
¡Rápido!,¡todo fue muy rápido!,rápido como su vida, como una estrella fugaz cruzando el firmamento infinito del tiempo.
Solo el olor,¡ese olor!, y el rostro de una niña de negros cabellos, eran los recuerdos más recientes que ahora en oleadas se golpeaban en su mente.
¿Pero qué relación tendrán?,¿por qué ese olor y el rostro de esa niña?. Preguntas, y más preguntas. Una tras otra y ninguna respuesta. Todas estas preguntas se habían apoderado de Roberto cuando de pronto descubrió que nadie parecía prestarle atención, nadie vino a prestarle auxilio, al enterarse de su estado de salud, pero lo qué lo lleno de espanto, lo qué lo arranco de sus cavilaciones fue él mismo, la ausencia total de dolor, y la total ausencia de heridas, productos del accidente .Entonces la vio, avanzaba como en un sueño entre la gente. La negrura de sus cabellos, se confundía con el negro de la noche, y entonces el viento le trajo como en un juego macabro que jugueteaba con los negros cabellos de la niña un olor nauseabundo,¡ese olor!.¡Ya es la hora! Dijo la niña, al tiempo que una unidad forense cargaba con un cuerpo inerte, el único cuerpo recuperado ya sin vida del interior del vehículo. ¡Ahora lo comprendo todo!, el rostro de esa niña y el olor ¡ese olor!. Las preguntas ya tienen respuesta, la muerte se presenta de muchas formas y con rostros diferentes pero hay algo qué la muerte no puede cambiar jamás; es el olor, “el olor de la muerte”.
Roberto perdió la vida a los 30 años de edad en una curva peligrosa a más de 100Km/h. Rápido, muy rápido como todo en su vida, “vida fugaz”.
Caminaba Roberto ya de la mano de la niña recordando el embriagante momento que sentía producto del vértigo de la velocidad a la cual amaba tanto como a Mabel,”su Mabel”, qué ya no seria suya. Y otro tipo de vértigo lo invadió, no vértigo, sintió de nuevo el horror ya que en el vestido se alojaban dos pequeñas manchas, las cuales a Roberto no se le pasaron por alto. Eran dos pequeñas manchas de líquido de frenos.


Celmar Oviedo

3ro A

UN ACCIDENTE FATAL

Un tarde soleada, calurosa. Estaba Jacinta lavando su ropa, en su rancho. Este quedaba entre colinas. No tenia muchos vecinos alrededor. El vecino más cercano quedaba a dos leguas por un camino que solo se podía ir caminando o a caballo. Era don Pepe que todos los días pasaba por allí para darle una mano a Jacinta en sus quehaceres, ordeñar la vaca, alimentar a los chanchos, en fin, toda tarea del campo.
Pero esa tarde don Pepe ya se había ido. Ana, la nieta de Jacinta, era una chiquilina muy inquieta, tenia 5 años. Pero lo suficientemente madura para entender el abandono de su madre, quien optó por irse con un joven apuesto, sin dejar una dirección, y dejando atrás a su hija en manos de su abuela. El calor de esa tarde ayudó a que Ana se arrimara a la boca de la cachimba, de ahí su abuela sacaba agua con un balde atado a una piola, para todo uso.
Ana observó mucho rato a su abuela lavar la ropa. Le dio curiosidad la forma de sacar el agua de ese pequeño agujero en la tierra. Tomó el balde y lo arrojó hacia adentro, el balde se fue deslizando, pegando sobre los bordes. Ana se vio envuelta en la piola, cuando quiso luchar por agarrarse de algo, ya era tarde, se encontraba deslizándose por ese tubo oscuro.
A pesar de ser una niña muy madura, siempre tenía su picardía en la cara. La piola cayó todo el largo que tenía, su otro extremo estaba atado a un árbol, pero de nada sirvió. Al tocar su cuerpo con el agua, al fin a Ana le salió el grito de su garganta tan fuerte que llegó a los oídos de su abuela. En ese instante Jacinta pensó que algo había sucedido con su pequeña nieta. Corrió a la boca de la cachimba y oía el llanto de su nieta. Fue tan grande la desesperación, que tiró la piola. Pero lo que hizo no dio resultado. Aun así el llanto de su nieta lo seguía sintiendo. La abuela pensaba en como podía sacarla de ahí y no encontraba manera de hacerlo, la angustia que la invadió fue tan grande porque sabía que había ocurrido un accidente fatal y no estaba en su manos salvarla.
Solo pensaba en don Pepe que se había marchado ya, e ir a buscarlo le llevaría mucho tiempo, lo suficiente para que Ana se ahogara. Jacinta gritó - ¡Te sacare de ahí ! Pero igual ya era tarde aunque ella seguía sintiendo el llanto. -¡ Iré por ayuda, voy a demorar!. Eran las voces de esa abuela desesperada.
Jacinta salió corriendo al rancho de Don Pepe. El feo camino le impedía ir más rápido, miraba hacia el cielo y el sol caía cada vez más. Jacinta no quería que la noche llegara estando su nieta en ese pozo. Entre la fatiga y la angustia que cada vez más la invadía, llegó al rancho de Pepe. Don Pepe al verla, en seguida pensó que algo había ocurrido, salió a recibirla diciéndole - ¿qué pasó doña Jacinta?
- ¡Mi nieta se ha caído en la cachimba!. En seguida Pepe se dio cuenta que se había perdido mucho tiempo ya. Pero aun hizo todo lo que estaba a su alcance. Al llegar a la boca de ese agujero ya no se oían los llantos de Ana. Solo veía un trapo flotando. Jacinta no paraba de repetir - ¡ mi nieta aun esta viva, por favor Pepe, has algo para sacarla!.
¿Cómo hacía Pepe para explicarle a esa abuela que ya no había una vida sino un cuerpo flotando?. La abuela confirmaba que aun seguía viva y que sentía su llanto. Quién podría decir que esa tarde soleada pasaría algo tan inesperado, un accidente fatal. No solo fue el adiós de Ana, sino que Jacinta no resistió lo sucedido, falleciendo luego de un infarto.

Alicia Lima

3ro A